Modelos sobre condición física

Existen diferentes definiciones sobre el concepto de condición física, aunque todas ellas coinciden en su definición como el conjunto de capacidades físicas vinculadas a los aspectos morfo-funcionales propios del individuo y que lo capacitan para desenvolver de forma eficiente actividad física de cierto volumen e intensidad.

Los modelos sobre condición física más manejados denominan a los componentes de la condición física como capacidades o cualidades físicas básicas (Ozolin, 1983; Bouchard, 1991) o factores rendimiento físico (Astrand & Rodhal, 1985).

El modelo propuesto por Ozolin, compartido también por otros autores (Matveyev, 1964; Álvarez del Villar, 1985), denomina a los componentes de la condición física como cualidades o capacidades físicas básicas, diferenciando las capacidades de resistencia, fuerza, velocidad, agilidad, coordinación, equilibrio y flexibilidad.

En este sentido Bouchard matiza, en su modelo de condición física de Toronto, un paradigma de condición física para la salud, diferenciando las características morfológicas y otras capacidades como componentes fundamentales: muscular, cardiorrespiratoria, motora y metabólica.

En este mismo modelo de Toronto se diferencia además una condición física para el rendimiento deportivo, en el que la destreza, la potencia y la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza, la resistencia, la potencia y la velocidad neuromuscular, las dimensiones y la composición corporal, el estado nutricional y la motivación serían los componentes principales a tener en cuenta.

El otro modelo propuesto por los fisiólogos del ejercicio escandinavos Astrand & Rodhal denominan los componentes de condición física como factores de rendimiento físico y los clasifica en tres categorías básicas: capacidad metabólica para la producción de energía aeróbica e anaerobica, capacidad neuromuscular para la fuerza y la coordinación y los factores psicológicos en los que destacan la motivación, la atención, la concentración y otros factores cognitivos de interés.

Finalmente en los siguientes cuadros se resumen las definiciones y los sistemas funcionales vinculados a las diferentes capacidades físicas que constituyen la condición física de un individuo.

Actividad física, condición física y salud

La capacidad de producir movimiento corporal es una característica fundamental de la especie humana. En el caso de los primeros humanos su capacidad motora les facilitó la adaptación a los diferentes entornos físicos y por consiguiente también su supervivencia a lo largo del tiempo. 

Hoy en día en el siglo XXI, la evolución tecnológica de la sociedad contemporánea  está provocando que el ser humano tenga cada vez una menor necesidad de movimiento y ese cambio trascendental lo va conduciendo inexorablemente a una especie cada vez más inactiva y sedentaria.

Se podría afirmar que no existe una definición universal sobre qué se entiende condición física y sus componentes, ya que es un término que ha ido cambiando a lo largo del tiempo.

En general se puede definir a la condición física como al conjunto de capacidades condicionadas por factores morfo-funcionales del organismo y que determinan en un individuo su capacidad de rendimiento físico o la capacidad de realización de cualquier tipo de actividad física de cierta intensidad.

A finales de la década de 1960 y a principios de la década de 1970 emerge un concepto de condición física más ámplio y más próximo al ámbito de la salud, lo cual propicia cierta ruptura ideológica al tomar como propósito principal el bienestar del individuo por encima de un objetivo más tradicional basado en el rendimiento deportivo. 

En los modelos más recientes sobre condición física ya se destaca la estrecha interrelación entre actividad física, salud y condición física, junto con el efecto de los factores ambientales y genéticos que la condicionan.

Se define actividad física, esfuerzo físico o carga física como cualquier tipo de actividad que requiera un gasto de energía superior al gasto de energía en reposo ( 1 MET).

El entrenamiento y el ejercicio físico son formas sistemáticas de actividad física (con objetivo, método y control de calidad) que pueden mejorar de forma significativa, junto con una adecuado estilo de vida, la condición física y la salud de cualquier individuo.

A efectos prácticos, el ejercicio y entrenamiento físico son procedimientos casi idénticos. Tanto el entrenamiento como el ejercicio físico son procesos controlados en el que con una administración inteligente de la carga se pretende inducir cambios/adaptaciones morfológicas y funcionales en el organismo para la mejora del rendimiento físico y de la salud de un individuo.

La diferencia principal entre ejercicio y entrenamiento físico está fundamentalmente en sus objetivos:

  • Objetivo del ejercicio físico: desarrollo de la condición física general para producir mejoras en la salud.
  • Objetivo del entrenamiento físico: desarrollo de la condición física general y de la condición física específica para la mejora del rendimiento en una modalidad deportiva o profesión.

El concepto de condición física  para la salud fue introducido en 1990 por Bouchard y Shephard en el llamado “Modelo de Toronto de Condición Física, Actividad Física y Salud”.

Bouchard define physical fitness o condición física al conjunto de cualidades innatas y adquiridas que determinan la aptitud de realizar actividades que requieren trabajo físico.

Bouchard y Shephard (1990) con su propuesta de  “Modelo de Toronto de Condición Física, Actividad Física y Salud” diferencian dos tipos de fitness:

-> Fitness para la salud. Conjunto de componentes que favorecen un estilo de vida activo y saludable: morfológico, muscular, motor, cardiorrespiratorio y metabólico.

-> Fitness para el rendimiento. Conjunto de componentes necesarios para el máximo rendimiento deportivo: destreza, potencia y capacidad cardiorrespiratoria,  resistencia, fuerza, velocidad y potencia muscular, dimensiones y composición corporal, estado nutricional y motivación.

Diferentes estudios muestran que un elevado nivel de condición física se asocia con estados de salud más favorables para diferentes poblaciones, en los que se incluyen la prevención de la obesidad, la reducción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, una mejor  salud ósea y la observación de mejoras significativas en la salud mental. 

OPOSICIONES PARA EDUCACIÓN FÍSICA EN SECUNDARIA: TEMA 17 ACTUALIZADO

Con el desarrollo del Tema17 – Factores que intervienen en el trabajo de desarrollo de la condición física: intensidad y volumen; recuperación, duración y repeticiones se pretende revisar el conocimiento científico-técnico existente sobre la carga de entrenamiento y la necesidad de su manipulación y control para la optimización del entrenamiento o ejercicio físico y la prevención de patologías crónicas asociadas al sedentarismo.

El conocimiento que aporta al docente este tema le puede permitir la programación segura y eficaz de actividades físicas para los estudiantes de 12-18 años con el objetivo principal de mejorar su salud en general, muy especialmente en la prevención y tratamiento del sobrepeso y obesidad.

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Algunas claves para el entrenamiento de la fuerza en deporte y salud

Concepto de fuerza

Junto a la resistencia y a la flexibilidad, la fuerza se considera como uno de los principales componentes de la condición física o factores de rendimiento físico en humanos.

La fuerza es una capacidad física muy dependiente de la función del sistema neuromuscular y, como síntesis de las múltiples definiciones mencionadas en la literatura científica y deportiva actual, se entiende como la capacidad funcional del aparato locomotor y sistema nervioso para producir patrones de movimiento repetidos, rápidos y coordinados que implican superar, sostener y/o amortiguar resistencias externas de diferente magnitud, dirección y sentido.

Objetivos del entrenamiento de fuerza

El objetivo principal del entrenamiento de fuerza es el desarrollo de la fuerza en sus diferentes manifestaciones, en una proporción adecuada conforme los requisitos motores específicos de la modalidad deportiva en cuestión y según el momento del ciclo de preparación en el que se encuentre el o la deportista.

Manifestaciones de la fuerza

En una clasificación clásica y sencilla propuesta por el biomecánico Vladimir Zatsziorski (1990) se identifica a la fuerza o carga máxima, a la fuerza-velocidad o potencia muscular y a la fuerza resistencia o resistencia muscular como las manifestaciones o subtipos fundamentales que configuran la fuerza como componente básico de condición física.

La fuerza o carga máxima se relaciona con la máxima resistencia que un individuo puede desplazar, sostener o amortiguar en un único ciclo de movimiento. En este sentido la halterofilia para todos sus movimientos se puede considerar como un ejemplo claro de esta manifestación.

En el caso de la fuerza-velocidad o potencia muscular el criterio de rendimiento se aplica, no solo a la intensidad de la carga que se mueve sino, a la máxima velocidad que se puede imprimir para una carga determinada, tanto para los movimientos de carácter acíclico (p.e. lanzamiento de disco) así como los movimientos cíclicos (p.e. sprint 100 m). La fuerza explosiva o la capacidad de generar una velocidad de contracción máxima o casi máxima en cada movimiento además de la capacidad de aprovechamiento de la energía elástica y reactiva, que se produce con los movimientos que requieren elongación rápida y previa a la contracción muscular (contracción pliométrica), son los subtipos de fuerza principales relacionadas con esta segunda manifestación.

La capacidad de generar una potencia media máxima para un tiempo de esfuerzo determinado se relaciona con la fuerza – resistencia o resistencia muscular. Desde esfuerzos predominantemente anaeróbicos (p.e 100 m lisos), esfuerzos mixtos aeróbico – anaeróbico (p.e remo) hasta los esfuerzos de larga duración (p.e. maratón), todos ellos requieren entrenamiento de la resistencia muscular con un ajuste de las cargas según los tiempos de esfuerzo y la musculatura activa implicada en el desarrollo de la competición.

Algunas claves para aplicar en el entrenamiento de la fuerza

El entrenamiento de la fuerza máxima requiere sobrecargas y para los ejercicios seleccionados se recomienda el manejo de cargas máximas o casi máximas (1 – 5 RM) ejecutadas entre el 80 % – 100 % de las repeticiones máximas posibles. Entre las series de ejercicios se debe dedicar un tiempo de descanso amplio que permita afrontar la serie siguiente (3- 5 series) con una fatiga mínima. Por esta misma razón el volumen de trabajo deberá ser contenido para favorecer la realización de la máxima cantidad de trabajo posible y en los rangos óptimos de intensidad establecidos para el desarrollo de esta capacidad. Para el entrenamiento de fuerza máxima son preferibles el manejo de ejercicios globales y resulta indispensable un trabajo previo para consolidar una técnica excelente y producir las adaptaciones mínimas de las estructuras clave del aparato locomotor.

Cargas entre un rango de 6 – 20 RM ejecutadas al 80 % – 100 % de las repeticiones máximas posibles, se consideran el nivel óptimo de carga para el desarrollo de la fuerza – resistencia o resistencia muscular. El descanso entre los ejercicio debe ser mínima y el volumen total de trabajo, incluyendo los tiempos de recuperación, se sitúa entre 20 minutos y 40 minutos, cantidad que parece más que suficiente según los resultados de investigación más recientes. Los ejercicios, tanto generales (globales y analíticos), especiales como específicos, se pueden organizar en circuitos (8 – 12 ejercicios y 2-4 series), subcircuitos (3 – 6 ejercicios y 2 – 4 series) o trabajo en superseries ( 3 – 5 series). Hay que tener muy en cuenta que el entrenamiento de fuerza – resistencia puede llegar a generar niveles muy altos de fatiga por lo que se recomienda no superar las 3 sesiones por semana y ordenarlas de forma alterna con un mínimo de 48 h entre ellas para favorecer la recuperación.

En el entrenamiento de la fuerza – velocidad o potencia muscular se considera la velocidad de movimiento como el criterio clave y de referencia para la ejecución óptima de los ejercicios que se proponen en su estrategia de desarrollo. En este sentido tanto para los ejercicios con sobrecarga (p.e. pesas, poleas) como para los ejercicios sin sobrecarga (p.e multisaltos, autocarga) resulta indispensable que la realización de cada movimiento se produzca de forma eficiente (con buena técnica) y a una velocidad de ejecución máxima o casi máxima. Por ello la cantidad de repeticiones y series a realizar deben estar lo más controlada posible y ajustarse en todo momento al requisito fundamental: potencia máxima o casi máxima en la ejecución. Al igual que para el desarrollo de la fuerza máxima, el volumen total de carga también deberá ser moderado para evitar que la fatiga acumulada pueda interferir, tanto en la técnica como en la velocidad de ejecución. Además los tiempos de descanso entre series también deben tender a ser altos y suficientes para poder abordar cada repetición con un estado de fatiga mínimo y poder asegurar de este modo una ejecución con un nivel de carga igual o muy próximo a la potencia máxima. Los ejercicios generales, especiales y específicos que se emplean para la mejora de esta capacidad de fuerza pueden requerir sobrecargas o no y, a diferencia del entrenamiento de la resistencia muscular, pueden realizarse dentro de una misma sesión y previamente al contenido técnico – táctico de la misma.

Conclusiones

El entrenamiento de la fuerza está considerado como un componente fundamental del entrenamiento físico, tanto en contexto deportivo como para el mantenimiento de un buen estado de salud general. Las investigaciones más recientes determinan que un correcto entrenamiento de fuerza, bien calibrado y ajustado a las características individuales de cada sujeto (edad, sexo, salud, condición física,…), resulta determinante para la mejora de la condición física general, rendimiento en el deporte así como el mantenimiento de un buen estado de salud que determina una adecuada calidad de vida en todas las edades.

Apuntes sobre la fisiología del ejercicio

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La fisiología del ejercicio es una de las áreas de conocimiento indispensable para fundamentar la práctica e intervenciones en el ámbito del entrenamiento deportivo y del entrenamiento para la salud.

Los primeros trabajos sobre fisiología del ejercicio datan de principios del siglo XX con estudios sobre la fisiología del sistema de aporte de oxígeno y metabolismo anaeróbico que incluso tuvieron el reconocimiento internacional con los premios Nobel de Krogh (1920), Hill (1922) y Meyerhof (1922).

La fisiología del ejercicio o también llamada del esfuerzo tiene como objeto de estudio el conocimiento de los cambios puntuales o crónicos que produce el ejercicio físico sobre los sistemas funcionales del cuerpo humano y sus efectos sobre el rendimiento físico y la salud.

Pongo a vuestra disposición unos apuntes básicos y esquemáticos que os puedan resultar útiles para introduciros en esta apasionante área de conocimiento tan importante para los profesionales de la actividad física y el deporte.

En ellos encontrareis información sobre los antecedentes, los objetivos, nutrición, metabolismo energético, adaptaciones, aplicaciones prácticas al entrenamiento y cual es la evidencia entre ejercicio físico y enfermedad crónica.

Estos apuntes son de acceso libre y podeis descargarlos en este enlace Apuntes sobre fisiología del ejercicio.

Espero que os resulten útiles.

¿Son diferentes las lesiones en corredores según el sexo?

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Correr es uno de los deportes o ejercicio físico más practicados en el mundo. Se puede considerar el deporte más popular por excelencia debido a su relativa facilidad para ser practicado y su bajo coste económico.

Aunque se considera que correr es una actividad sana que repercute de forma beneficiosa en la salud general se observa que su tasa de lesiones es ciertamente elevado, muy probablemente debido a desajustes en la carga de entrenamiento y la escasa aproximación de la misma a factores biomecánicos individuales.

Diferentes estudios sugieren el sexo como factor de riesgo para determinados patrones específicos de lesiones en general y en particular para la actividad reconocida como carrera a pie. Una revisión reciente sobre este tema subraya en sus resultados varios descubrimientos de interés:

a) No hay diferencia entre hombres y mujeres en la tasa de lesiones: hombres se lesionan con una prevalencia de 20,4 cada 100 y las mujeres con un valor de 20,8 cada 100.

b) Para distancias de 10 km o menos las corredoras muestran un mayor riesgo de lesiones que los corredores.

c) Las corredoras muestran el doble de riesgo que los corredores en sufrir fracturas por estrés, especialmente en edades más jóvenes y probablemente debido a que estas se ven afectadas de forma singular de una baja disponibilidad de energía, alteración menstrual y baja densidad ósea.

d) Los corredores tienen el doble de riesgo de padecer una tendinopatía de Aquiles que las corredoras. La causa no parece clara y se especula que el nivel de carga crónica, mayor en hombres, pueda ser causa de esta circunstancia además de las diferencias endocrinas entre hombres y mujeres en relación a la producción de estrógenos, hormona que favorece la síntesis del colágeno y que influye en capacidad de reparación de la estructura del tendón dañada por los microimpactos repetidos durante la carrera.

Hollander, K., Rahlf, A. L., Wilke, J., Edler, C., Steib, S., Junge, A., & Zech, A (2021). Sex-Specific Differences in Running Injuries: A Systematic Review with Meta-Analysis and Meta-Regression. Sports Medicine, 1-29.

Umbral anaeróbico: concepto y valoración

Este trabajo publicado por Svedahl y MacIntosh (2003) revisa el concepto y la metodología para la valoración del umbral anaeróbico. La investigación que existe sobre este tema muestra que el umbral anaeróbico es un concepto difícil de definir ya que existen bastantes discrepancias a la hora de determinar cual es prueba más idónea para estimar la intensidad asociada a este indicador. En este estudio se recomienda como test óptimo para su valoración cualquier prueba de campo que determine la intensidad de ejercicio asociada la máxima concentración estable de lactato.

Svedahl, K., & MacIntosh, B. R. (2003). Anaerobic threshold: the concept and methods of measurement. Canadian Journal of Applied Physiology, 28(2), 299-323.

¿Qué tipo de entrenamiento mejora en mayor medida el VO2 max?

IMG_4288.JPGEl consumo máximo de oxígeno (VO2max) es uno de los factores fisiológicos más importantes que determinan el éxito en deportes de resistencia aeróbica y su desarrollo es uno de los objetivos fisiológicos principales del entrenamiento para cualquier modalidad deportiva que requiera resistencia de media (3-10 min) y larga duración (t>10 min). En este estudio publicado en Medicine & Science in Sports & Exercise (2007) fue comparada la efectividad de diferentes métodos de entrenamiento (continuo y por intervalos) con el objeto de comprobar su efecto en el desarrollo del VO2 max. Los resultados del estudio muestran una mayor eficacia para el entrenamiento por intervalos (intensidad=90 – 95 % de la frecuencia cardíaca máxima) en la mejora del VO2 max frente a la efectividad mostrada por los entrenamientos continuos de larga duración (intensidad = 70-80 % de la frecuencia cardíaca máxima). El aumento del VO2 max se produjo principalmente a partir de la mejora del volumen sistólico y consecuentemente del gasto cardíaco. En la práctica los intervalos cortos parecen más difíciles de gestionar al requerir un volumen muy alto de repeticiones y por este motivo los autores recomiendan la realización de intervalos algo más largos para el entrenamiento.

Helgerud, J., Høydal, K., Wang, E., Karlsen, T., Berg, P., Bjerkaas, M., … & Hoff, J. (2007). Aerobic high-intensity intervals improve V O2max more than moderate training. Medicine & Science in Sports & Exercise, 39(4), 665-671.

Percepción de la carga de ejercicio

IMG_1299.JPGCada vez con más frecuencia la valoración de las «sensaciones» de los deportistas se vienen empleando como un indicador global de carga muy práctico debido a su sencillez y bajo coste frente a otros métodos generalmente más caros y complejos. Un documento clásico sobre escalas de percepción de carga (RPE) es el artículo de Gunnar A.V. Borg publicado en 1982. En este trabajo se explica con claridad las amplias posibilidades que ofrece la medición de la intensidad del esfuerzo con el empleo de escalas RPE; una de ellas basada en la frecuencia cardíaca (6-20) y otra que modifica y simplifica la anterior  (0-10) con el objeto de facilitar su aplicación en  contextos más diversos. Un correcto empleo de este tipo de escalas permite una monitorización de carga válida y fiable, muy útil para el control y la prescripción de intensidad de esfuerzo en deportes donde la medición de la carga  presenta algunas dificultades por su complejidad y variabilidad (p.e. deportes de equipo, deportes de combate, …).

Borg, G. A. (1982). Psychophysical bases of perceived exertion. Med sci sports exerc, 14(5), 377-381.

Adaptaciones del músculo esquelético al ejercicio de endurance y sus consecuencias metabólicas

IMG_1296.JPGUn clásico de la fisiología del ejercicio, revisión de Holloszy y Coyle (1984) publicada en 

Holloszy, J. O., & Coyle, E. F. (1984). Adaptations of skeletal muscle to endurance exercise and their metabolic consequences. Journal of applied physiology, 56(4), 831-838.